Abla y Abrucena. La guerra de los 300 años. XVI·III·MMXI


Desavenencia y rompimiento de la paz entre dos o más potencias.
Lucha armada entre dos o más naciones o entre bandos de una misma nación.
Pugna entre personas.
Lucha o combate, aunque sea en sentido moral.
Oposición de una cosa con otra.

Con estas frases define la Real Academia Española la palabra “guerra”, frases que resumen perfectamente los hechos acontecidos entre las  poblaciones vecinas de Abla y Abrucena hace ya bastantes años.

Corría el año 1273, según las principales fuentes, cuando los vecinos de Abla y Abrucena compraron los derechos del agua procedente de Sierra Nevada al rey de Granada Muhammad I. Sin detenernos demasiado en si el rey podría haber sido Muhammad I o su hijo Muhammad II, pues en ese mismo año reinaron los dos, daremos por cierto el año de 1273, y como rey a Muhammad I pues también coincidiría con la otra posible fecha de la compra que en alguna fuente se produjo en 1267.

Muhammad I

Aunque la compra del agua se hizo conjunta, el enfrentamiento entre los dos pueblos no tardaría en empezar y no sería hasta enero de 1356 cuando se firmaría por escrito el reparto del agua quedando para Abla un tercio de la misma y para Abrucena los dos tercios restantes.
Este acuerdo fue ratificado en 1385, 1386, 1409 y en 1420 dejando bien claro los reyes Muhammad V, Yusuf III y Muhammad IX respectivamente que este reparto debía respetarse siempre.

Los problemas comenzaron por un motivo bien sencillo, la situación de Abrucena es más elevada a la de Abla y esto les permitía tener el control total del flujo de agua procedente de Sierra Nevada que iba hacía Abla.

Abla en primer plano, al fondo Abrucena

Tras la reconquista en 1494 se le concede a Guadix la facultad de elegir “alcaides de las aguas” cada año, los pleitos serían vistos por estos alcaides y si no había acuerdo se podría apelar a la Chancillería de Granada donde había un tribunal de las aguas que se crearía más tarde, concretamente en 1501.

En 1527 volvieron a surgir los enfrentamientos entre los dos pueblos ya que los vecinos de Abrucena cortaron el agua que le pertenecía a Abla por derecho.
Entonces en enero de ese año el emperador Carlos V ordenó a las justicias de Guadix que se respetara el concierto entre los dos pueblos.

La resolución del alcaide mayor de Guadix, Melchor de la Plaza, fue ordenar que los vecinos de Abrucena dejaran correr el agua para que Abla regara y si no obedecían les sería impuesta una multa de 5.000 maravedíes para cada vecino que se negara.
Los de Abrucena se negaron y argumentaron que el tercio del río sólo les pertenecía a los abulenses durante los meses de marzo, abril y mayo, y pidieron elevar el caso hasta Granada.
Por su parte los vecinos de Abla expusieron que todas aquellas argucias legales sólo pretendían retrasar la llegada del agua a sus cultivos y que la población tampoco tenía ya agua para sus necesidades, pidieron expresamente que se aplicara justicia para evitar que se perdieran las cosechas, y frenar males mayores como enfrentamientos y muertes entre los habitantes de los dos pueblos.

El juez y las autoridades alarmados se trasladaron al partidor del agua en Abrucena y obligaron a dar agua a Abla, también les comunicó a las partes que el caso sería otra vez tratado por los alcaides de las aguas de Guadix y que si no estaban conformes con la resolución podrían apelar a la Chancillería.
Los abulenses redactaron entonces un escrito a los alcaides de las aguas de Guadix aportando todos los datos y documentos sobre los derechos que tenían sobre el tercio del agua, aparte solicitaron que les fuesen pagados los daños y pérdidas de sus cosechas que ascendían a 50.000 maravedíes, los de Abrucena por su parte dijeron que no estaban de acuerdo con esas peticiones y que sólo querían elevar el caso a la Chancillería de Granada.

En el juicio quedó demostrado que el agua había sido comprada por ambos pueblos al rey de Granada en 1267 o en 1273 y que en 1356 habían acordado que un tercio sería para Abla y dos tercios para Abrucena.

En las declaraciones se puede ver la diferencia de criterio entre los testigos de Abla y los de Abrucena. Por ejemplo Francisco Zenzen declaró que Abla tenía derecho al tercio del agua;
  • [...ansy dende que comenzaba de regar los trigos y cebadas como quando regavan los panizos e alcandías...]
Por su parte Benito de Hoya explicó que el reparto sólo se hacía;
  • [...por el tiempo del Ayerva ques en marzo e abril e mayo e que no se acuerda della en otro tiempo...]
Y así todas las declaraciones se fueron declinando hacía una parte u otra según fuese el pueblo de orígen del testigo, con la única certeza que a Abla le pertenecía el tercio del agua pero sin llegar a dilucidar si era durante todo el año o solamente durante esos tres meses.

Sin embargo, a pesar de que el caso estaba claro por la existencia del concierto de 1356, los vecinos de Abrucena no cesaron en su empeño de secar literalmente a Abla. Ambas poblaciones tuvieron enfrentamientos graves pues no sólo se cortó varias veces el agua de regadío sino que asimismo cortaron el agua para beber. Esta situación motivó que los abulenses tuvieran que reaccionar de una forma contundente en vista de que la justicia llegaba tarde, mal y nunca.

Podemos ver testimonios tan escalofriantes como el siguiente que muestra hasta que punto llegó la situación entre los dos pueblos,  Gastón de Caizedo dice así;
  • [...en un día de este mes de mayo y como presente vinieron las partes contrarias con gran grito y alboroto desde el lugar de Abla armados unos con piedras y otros con azadones y otros con palos y otros con hachas, y diciendo mueran, mueran los de Abrucena, y llegaron al lugar de Abrucena...]
Incluso otro testimonio relataría como cierta vez los de Abla se llevaron el agua junto con varios rehenes de Abrucena para que no la cortaran y evitar también ser atacados.

Los conflictos continuaron en 1532 y en 1533 hasta que por fin para evitar los continuos enfrentamientos y recursos contra las decisiones de los jueces, tuvieron que trasladarse éstos al partidor del agua y efectuar ellos mismos el reparto.
Y no debieron  solucionarse por completo los conflictos pues más de 200 años después, en 1751, el abulense Manuel de Bazán relatará los litigios contra el Concejo de Abrucena por lo mismo...por el agua, aunque ni mucho menos de la gravedad de los hechos acontecidos entre 1273 y 1533.


Archivo de Bazanes, fragmento

El agua, ese bien que es el más preciado por el hombre, ese bien que motivó la desavenencia y rompimiento de la paz entre Abla y Abrucena, ese bien que provocó la lucha armada entre Abla y Abrucena, ese bien que ocasionó una pugna entre vecinos, ese bien que declaró una guerra, una guerra que duró casi 300 años.