Dictadores. En César sólo manda César. XXVII•XI•MMX

Tras la expulsión del último rey en el año 509 antes de Cristo, Roma decidió constituir una nueva forma de gobierno llamada República [Res publica], creando un nuevo magistrado al frente del Estado, el Cónsul.

Para no dejar el poder estatal en una sola mano, decidieron que serían dos cónsules los que gobernarían con igual poder cada uno, el cargo sería anual, y la decisión de un cónsul podría ser revocada por el otro, así nadie tendría el poder absoluto.

En el afán de rozar la perfección como Estado, incluso legislaron que cada cónsul no podría tener menos de 42 años de edad, garantizando así la experiencia.

Como ostentación cada cónsul sería acompañado por 12 lictores, cada uno de los cuales portaba un haz de ramas [fasces], con una o dos hachas insertas en su interior, que simbolizaba el poder para castigar y ejecutar.

Bruto y Publícola, primeros cónsules


Pasaron solamente diez años de gobierno republicano, cuando los romanos vieron necesario crear una nueva magistratura, la [Dictatura], para resolver situaciones críticas en las que se necesitara la decisión rápida y eficaz de una sola persona.

Esta magistratura estaría compuesta por un [Dictator, dictador] que a su vez elegiría un [Magíster equitum, lugarteniente o comandante].

La duración del cargo no sería superior a 6 meses, en los cuales el dictador tendría en sus manos todo el poder y nadie podría criticar ni censurar su labor, con la salvedad de que pasados los 6 meses del cargo, el dictador volvía a ser un ciudadano de a pie y podía ser juzgado por sus actuaciones anteriores. Y por supuesto si cada cónsul era acompañado por 12 lictores, al dictador le acompañaban 24.

Lictor


Aunque esa magistratura ahora nos pueda parecer alejada de un sistema democrático, fue una forma de gobierno totalmente regulada y que salvó a Roma del caos en varias ocasiones, incluso evitando alguna que otra guerra civil e invasión.

Como nota se puede decir que antes de la dictadura de Sila, en el año 82 a.C.,  fueron nombrados 85 veces dictadores en Roma, de los cuales muy pocos llegaron a cumplir los seis meses de gobierno, renunciando al cargo antes.

Como hecho curioso y digno de admiración está el ejemplo de Lucio Quincio Cincinato, el cual había abandonado toda actividad política y se dedicaba a la agricultura.

Cuando murió el cónsul Publio Valerio Publícola fue requerido por el senado para ocupar el puesto de cónsul suplente, ocupó el cargo y cuando finalizó volvió al arado.

Cincinato abandona el arado, Ribera


A los dos años de este hecho, fue llamado para salvar a Roma de la invasión de los ecuos y los volscos, otorgándole el senado el cargo de dictador.

Cincinato derrotó a los invasores en 16 días, tras los cuales rechazó todos los honores y el título de dictador y se fue otra vez a labrar el campo. Pero por si no fuera suficiente ejemplo de patriotismo y civismo, fue requerido otra vez 19 años después, cuando ya era un anciano de 82 años, y como no, volvió a ocupar el cargo de dictador salvando otra vez a Roma y abandonando el cargo de la misma manera.

Cincinnati, la ciudad del Estado de Ohio, en Estados Unidos, recibió este nombre en honor a Cincinato. Hoy se puede ver allí la estatua en su memoria.

Estatua de Cincinato, Cincinnati, U.S.A.


La leyenda que hay en la placa de la estatua explica el por qué;
Lucius Quintio Cincinnatus. Alrededor del 458 a.C. Aquí se puede ver al legendario romano, después de haber derrotado a los Ecuos y rescatar al ejército romano. Con una mano devuelve las fasces, símbolo del poder designado como dictador de Roma. Su otra mano sostiene el arado, ya que vuelve a la vida de un ciudadano y agricultor. Nuestra ciudad fue llamada así en 1790 por el gobernador Arthur St. Clair, miembro de la Sociedad de Cincinnati, una orden revolucionaria cuyo primer presidente fue George Washington. Dado a la ciudad para honrar el espíritu voluntario del ciudadano-soldado, Cincinnatus, `por miembros de la Asociación de Amigos de Cincinnatus.

Pero la magistratura quedaría corrompida y exterminada con los dos últimos dictadores que tuvo la República.

El 2 de noviembre del 82 a.C. el general Lucio Cornelio Sila Felix había tomado Roma por la fuerza, acabando con una guerra civil y proclamándose dictador.



Sila


Y la dictadura de Sila traería consigo algo desconocido para los romanos, las proscripciones, contra los partidarios de Cinna y Cayo Mario, que habían sido sus opositores en la guerra civil.

Se empezaron a colgar listas con los nombres de los “enemigos de la República”, se contaron por miles los muertos y perseguidos, aparte de ser confiscadas todas sus propiedades, lo que conllevó denuncias falsas simplemente para apropiarse de las propiedades de los proscritos. Apiano describe lo que sucedió así;

[…Inmediatamente Sila condenó a muerte hasta cuarenta senadores y cerca de mil seiscientos de los llamados “caballeros”. Parece haber sido el primero que estableció listas de personas condenadas a muerte, fijando recompensas para quienes las mataran o capturaran y castigos para quienes, en cambio, les dieran refugio. Después de poco tiempo, agregó más nombres a los de los senadores proscritos…Todo servía para acusarles: la hospitalidad, la amistad, el dar o recibir dinero prestado…]

Y después de toda esta locura, en el 79 a.C. Sila reunió a la Asamblea popular y declaró que renunciaba a los poderes dictatoriales. Licenció a los lictores y a la guardia personal y como antaño era costumbre, se declaró dispuesto a responder de sus acciones como dictador si alguien así lo deseaba.

No presentando nadie ninguna proposición, descendió lentamente de la tribuna y se fue a su casa tranquilamente. Se cumplía así un hecho histórico, había sido el único dictador que ocupando el cargo por la fuerza renegaba de él voluntariamente.

Pero hay una curiosidad que conviene destacar. Cuando Sila comenzó con las proscripciones, no sólo ejecutaba a los oponentes sino que intentaba dirigir la vida de los que quedaban vivos, y un episodio con uno de estos perdonados hay que reseñarlo.

Sila envió un mensajero a la casa del sobrino de Cayo Mario y yerno de Cinna que como hemos visto fueron sus oponentes, con la orden de que el joven se divorciase de su mujer si quería conservar la vida, el joven que no contaba con más de 18 años le dijo al mensajero;

"Dile a tu amo que en César sólo mánda César"
El joven era Cayo Julio César, y sorprendentemente Sila le perdonó la vida. El dictador, viendo la alegría que los senadores mostraron por su perdón les recriminó diciéndoles;

“Alegraos con su perdón, pero no olvidéis lo que os digo, porque un día ese joven de aspecto indolente e inofensivo causará la ruina de vuestra causa. ¡Hay muchos Marios en César!"
Hay que señalar que la guerra civil la provocaron Mario y Cinna dando un golpe de Estado a la República.

Efectivamente, ese joven, sería el que acabaría definitivamente con la República 37 años después.

Tras dar un Golpe de Estado contra la República, consiguió que le nombrasen dictador perpetuo, pero ni eso le bastó, el quería implantar una monarquía de derecho a toda costa, hablamos de monarquía de derecho porque la de hecho ya la tenía y lo que deseaba era una monarquía hereditaria, apropiándose de un término que sería perpetuado por su heredero y sobrino Octavio, Imperator.

Pero el 15 de marzo del 44 a.C. 23 puñaladas acabarían con el último dictador de Roma, Cayo Julio Cesar, 23 puñaladas acabarían con una magistratura que había sido fundamental en la República, 23 puñaladas acabarían con la República.


Asesinato de César



De este personaje hablaremos en otra ocasión.

De él nos queda un mes, julio, nombre que le puso al mes de su nacimiento, la cesárea, una dudosa atribución a la operación por la que nació del vientre de su madre, y la primera autopsia documentada de la que hay constancia, por la cuál se sabe que ninguna de las 23 puñaladas fue mortal, murió desangrado y nadie se ofreció a socorrerle.

Cuando hablamos de dictador nuestra mente nos lleva a imaginar los dictadores de nuestra época o los de un pasado no muy lejano, ciertamente los regímenes autoritarios se han apropiado de la simbología y la terminología con la que los romanos definían a esa magistratura, el águila imperial republicana, el término fascista de “fasces”, Zar de “Cesar”, Kaiser de “Caesar”, incluso Mussolini ordenó grabar “SPQR” en todas las alcantarillas de Roma.

Y es lógico que el  término dictador nos lleve a imaginar el cargo como algo negativo, pues ninguno de éstos dictadores de un pasado cercano o contemporáneo, ni fueron designados democraticamente para 6 meses, ni tampoco estarían dispuestos a abandonar el cargo para irse a labrar el campo, ninguno de los más recientes, ni tuvieron ni tendrán la más mínima dignidad de decirle a su pueblo;

"Aquí me tenéis, juzgadme por mis actos si lo creéis conveniente".
Y un último apunte ¿Seríamos capaces de decirle a un hipotético Sila lo mismo que le dijo Julio César? Seguramente no, y estoy seguro que denunciaríamos al vecino para quedarnos con sus propiedades.

Pero hubo un tiempo en el que no fue así, fueron 418 años en los que el cargo de Dictator era algo natural, constitucional y necesario.

2 comentarios:

Tus-mundos dijo...

Wow! Menuda historia. Dictadura es una palabra para mí, bastante fuerte aunque sí es cierto que admiro el valor de aquellas gentes para someterse al juicio del pueblo después de sus actos.
Alo que me resulta muy curioso, sobre todo porque ando por aquí, es ¿cómo vino a parar a Estados Unidos es figura de Cincinato? ¿cómo se les despertó el interés por tiempos tan remotos?
Sobra decir que si aquí hay una casa y una guía por si te decides a venir a ver esa estatua :-)
Grandes historias, Parri!
Un fuerte abrazo.
P.D. ah, recuerdo tu comentario sobre la subida de visitas de EEUU, ojalá mis alumnos supieran disfrutar esto en español :-)

Francisco Javier González Sánchez dijo...

Jejeje, pues te prometo que pensaba que estaban todos tus alumnos enganchados...y con lo que respecta a Cincinato, no es excesivamente raro en la fundación de Estados Unidos, date cuenta que los padres de la República Norteamericana pretendieron darle fuerza al sentimiento democrático como simbolo de unidad ante la monarquía británica que no quería perder la colonia y Cincinato fue un ejemplo de aquella vieja democracia romana que intentaron copiar esos padres de la nueva nación americana y un perfecto ejemplo de patriotismo en el que el agricultor abandona el arado para tener todo el poder en sus manos y luego lo deja sin más para volver al arado. También pretendieron dar un toque de atención a los presidentes venideros, más o menos les dijeron, sereis poderosos cuando nosotros queramos y cuando no lo seais volved al arado voluntarianmente o nosotros (los ciudadanos) os mandaremos a hacer puñetas. Desde el principio se sentaron las bases para ser eso una de las democracias más antiguas del mundo, un país en el que nunca ha habido un Golpe de Estado ni un dictador, en el que se votan jueces, fiscales...dice mucho de el mismo. Y Cincinato fue eso el ejemplo de cualquier persona que en un momento dado tiene que velar por sus ciudadanos sin ningún interés personal. Y claro que un dictador romano puede ser ejemplo de civismo y democracia, es que en Roma los dictadores eran elegidos por el pueblo, ahora no.