Abla 1953. Unas manos, un Cristo. VII·IV·MMXI

Cristo de la Paz con su autor


Corría el año 1943 cuando con tan sólo catorce años había comenzado a trabajar como aprendiz en la sección de escultura en los Talleres de Arte Granda, hoy en Alcalá de Henares, Madrid, una de las casas de arte religioso más grandes de España. Dos años antes había fallecido su padre, D. José Villa, escultor imaginero que trabajaba como encargado de la sección de escultura de estos mismos talleres, y quizás por ello y desde el principio, Félix Granda, el fundador de Arte Granda, había ejercido en él casi labores de tutor por la amistad personal que tenía con su padre. En este mismo taller sería donde conoció a Juan Barjola y a Eduardo Capa.


Félix Granda, 1868-1954

Ya con dieciocho años decidió compaginar su trabajo con las clases de dibujo al natural que se impartían en el Círculo de Bellas Artes, donde disfrutó de la condición de becario durante cuatro años y comenzó también entonces a presentarse a concursos como la Exposición de Pintores y Escultores de África, donde consiguió una medalla en dibujo y escultura, además de un viaje a Marruecos.

Cumplida la edad de veintidós años había alcanzado ya el mismo nivel de oficio que el resto de la plantilla de escultores, todos ellos mayores que él y formados en la Escuela de Bellas Artes. Finalmente, decidió abandonar el taller debido a las luchas internas en la sección, "donde le hacían la guerra sus compañeros escultores", quizás a causa de la especial atención que le dedicaba Félix Granda.

Por otro lado es en el Círculo de Bellas Artes donde había entrado en contacto con parte de los artistas de su generación. Coincidió allí con compañeros como Alcorlo, Lapayese, Ávalos, Pernias, Benítez, los hermanos López Hernández, Antonio López, Higinio Vázquez, José Ortega, Pablo Núñez, Cristino Vera y Julio Álvarez.

Contaba los veinticuatro años cuando Julio Álvarez, en calidad de organizador junto a Juan Genovés, Adela Parrondo y Ángel Duarte, le invitó a participar en la Primera Exposición de Primavera al Aire Libre, celebrada en mayo de 1953 en la Casa del Pobre y del Rico de los Jardines del Retiro madrileño. Conoció, con ocasión de este certamen, a sus primeros compradores: el neurocirujano José Ramón Boixadós, que le compró la talla en madera Eva, y la escritora Francisca Sáenz de Tejada –autora, bajo el seudónimo de Gracián Quijano o el Padre Pareja, de la serie "Tres en Uno" en la popular revista Chicos–, que le compra una maternidad en madera.

Es en esta exposición donde surge una relación de amistad con el citado José Ramón Boixadós y con un colega de profesión que le acompañaba llamado Joaquín Martínez Piqueras y sería este último el que le expondría su deseo y el de su hermana Casilda de encargar una escultura especial, una escultura que debía ser un Cristo, un Cristo que deseaban para Abla, en Almería, su pueblo natal, una escultura que iba a ser la primera obra por encargo de su vida.

Respondiendo a esa invitación, lo primero que hizo el escultor fue un boceto: un pequeño Cristo en madera de abedul, hoy en paradero desconocido, que, al ser del agrado de Casilda, amante de la escultura religiosa y devota cristiana, resultó decisivo para seguir adelante con el encargo, además de constituir la simiente de una duradera amistad.

Le encargaron entonces la figura, que acordaron que fuera de 1,70 m de altura y en buena madera, con objeto de que perdurara en el tiempo y que la pieza no fuera policromada, pudiendo así apreciar la veta y el color natural de la misma. En el taller de un ebanista amigo, escogió personalmente unos tablones de nogal, madera de muy buena calidad: sin nudos, de buena veta y bien seca, que costo 10.000 pesetas, de las de entonces. Ilusionado por realizar esta su primera obra de encargo, que podría firmar como autor, no miró mucho el dinero. La obra costó en total 32.000 pesetas. En un mes largo había conseguido que aquellos tablones, destinados a ser un mueble, de madera dura pero noble y dócil a la gubia, desvelaran la imagen que él había imaginado. Había imaginado a Nuestro Señor Jesucristo muerto, con la lanzada en el costado y aún en la cruz. Al término, la familia Piqueras visitó su taller para ver la imagen; impresionados, comentaron que "además de hermosa, era muy sentida en lo religioso".

Autor, en su taller ultimando la obra


Llevó consigo la escultura en tren hasta Guadix, donde le esperaba un camión contratado por Joaquín Piqueras para transportarla hasta Abla. El conductor, al cargar la imagen, se emocionó al sentir un temblor en sus rudas manos; “y esto que cuento no es literatura ni fantasía” relataría el autor.

Fue esta su primera visita a Abla, a la que siguieron otras, invitado por sus mecenas y amigos, Casilda y Joaquín Martínez Piqueras. Ya les uniría una amistad duradera hasta la muerte de los hermanos Piqueras, 2008 en el caso de Joaquín y 2001 en el caso de Casilda.


Joaquín Martínez Piqueras y el escultor, Abla 1954 

Ese Cristo que llegaba a Abla sería el Cristo de la Paz, y ya nunca abandonaría el pueblo.

Cristo de la Paz, fachada de la iglesia de La Anunciación


Una firma en el talón derecho del Cristo, autentifica la obra y otra marca en el anverso del cuerpo de la cruz nos recuerda también al autor.


Firmas de autor

El protagonista de esta historia es el escultor Antonio Villa de Isidro, nacido el 14 de febrero de 1929 y que hoy 82 años después mantiene su dedicación a la escultura y el dibujo.

Aún siendo el autor no sólo del Cristo de la Paz, sino también del San José policromado que hay en el altar mayor de nuestra iglesia parroquial, lamentablemente es un desconocido para la mayoría de nuestros paisanos.


San José policromado

Este pequeño relato histórico permite conocer un poco más la importancia artística del Cristo de la Paz, y estas pequeñas pinceladas de la vida del autor nos permite conocer al mismo, cuya trayectoria humana y profesional es realmente impresionante, la cual, he querido detener en el momento de la composición del Cristo, pero que será conocida en su totalidad por todos los abulenses próximamente en el marco de la exposición Martyrium.

La amistad surgida entre la familia Piqueras y Antonio Villa llegó hasta el punto de que ambos hermanos fueron los padrinos del hijo de Antonio, Joaquín Villa.


Casilda y Joaquín Martinez Piqueras, padrinos de Joaquín Villa


Este año, 52 años después de que el Cristo entrara en el templo de Abla, la fusión de Cofradías de Abla, ha decidido crear la Hermandad o Cofradía del Cristo de la Paz, con el objetivo de hacer una procesión con él tras la Hora Santa del Jueves Santo por calles de nuestro municipio, que actualmente no entraban  en el circuito de las procesiones más significativas de la Semana Santa abulense, un acto de estación de penitencia cuya característica principal será el “Silencio.

Posiblemente, después de acompañar a esta maravillosa obra de arte por las calles del pueblo, sin luz, alumbrados con fuego y en silencio absoluto, el sentimiento general de los abulenses será el mismo que pudo sentir el autor cuando realizo su obra...Paz


Cartel Semana Santa, Abla 2011


Agradezco el trato amable, cariñoso y constante recibido por D. Antonio y por su hijo D. Joaquín Villa.

Igualmente he de destacar la labor de investigación realizada por la Parroquia de La Anunciación de Abla sin la cuál hubiese sido imposible localizar al autor. 

Y deseamos que esas manos que un día crearon una parte de nuestro patrimonio histórico, cultural y religioso, vuelvan a sentir el tacto de esa obra que usted, D. Antonio Villa de Isidro imaginó, de madera dura pero noble y dócil a la gubia.



7 comentarios:

Toñi dijo...

No me ha gustado ,me ha encantado,cada dia me sorprendes más con tus investigaciones y además no pierdes ni un solo detalle de cada historia.
Eres un crak!

maestro 1989 dijo...

Todo lo que sea conocer la historia de Abla,es laudable.

José Miguel dijo...

¡Hola! Felicidades por tus aspiraciones y ánimo con todo, ya sabes de qué hablo. Con un compañero hacemos un blog de Literatura que se llama www.desiertocarmesi.blogspot.com
¡nos vemos, un abrazo!

Anónimo dijo...

Hola. Acabo de leer esta narración a mi madre, de 85 años, y sus ojos, al igual que los míos, han delatado la emoción que hemos sentido. Soy Ángel, hijo de Luisa “la de la plaza” y de Joaquín, “el tres libras”, ahijado de Joaquín y Casilda, mis “compadres”. Especialmente emocionante ha sido escuchar cómo mi madre ha contado, a sus 85 años, con todo lujo de detalles, como si hubiese ocurrido ayer, el día en que mi padre fue a Guadix a recoger el Cristo, con un transportista de Abla, de cuyo nombre supongo que me acordaré el día que te vea, y de la emoción sentida por todos los allí presentes, al desembalar al Cristo, ya en el altar mayor de la iglesia de Abla. Desde pequeño me ha emocionado ver este Cristo en la iglesia, y qué decir, ya de mayor, del soneto que lo acompaña. Fco Javier, a ver si te conozco y te puede felicitar personalmente por este excelente trabajo, bien documentado, según los detalles conocidos por mi madre. Has sido capaz de hacer algo que emocione a otras personas, y eso es algo grande. Enhorabuena, paisano.

Francisco Javier González Sánchez dijo...

Gracias amigos. Ángel, si esta Semana Santa está por el pueblo haré por verle para que me cuente lo que recuerda del Cristo de la Paz, y espero que este Jueves Santo puedan asistir al acto de estación de penitencia con él. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Felicidades por este magnífico artículo y por el blog en general. No lo conocía y me ha encantado.
Iván Garrido Jorquera.

Unknown dijo...

Hoy, 10 de abril de 2020, quiero recordar la procesión en la que participamos toda la familia de Antonio Villa en Abla la Semana Santa del año 2019.
La recuerdo y la recordaré siempre: emotiva, sincera, austera, sobrecogedora, verdadera.
Soy hijo del escultor Antonio Villa, fallecido el 10 de abril de 2016, al que rindo homenaje hoy aquí escribiendo.
Gracias a quienes han hecho posible que la imagen que hizo mi padre cumpla con su destino como obra de arte: la procesión del Cristo de La Paz.
Hoy más que nunca cobra sentido el silencio y el recogimiento de los penitentes que acompañan a la imagen por las calles de Abla.

Un afectuoso saludo a los vecinos de Abla.