Huelga General en Roma. XXX·XI·MMXII


En los tiempos que corren es habitual ver casi todos los días a algún sector de la economía española y europea en huelga, de hecho también la convocatoria de una Huelga General no parece tan especial ni tan extraña y seguramente no repercuta tanto como se podría esperar en la actividad de un país. También es apreciable que lo único en lo que se suelen centrar los medios de comunicación, Gobierno y Sindicatos tras la jornada de huelga es en una guerra de cifras sobre si ha sido más o menos secundada.

En mi modesta opinión esto sucede porque hoy en día la huelga como tal no produce el efecto que si producía en la antigüedad, no en los gobernantes sino en el pueblo o mejor dicho en la conciencia del mismo. Literalmente los antiguos romanos eran capaces de paralizar el mundo no por un día sino por el tiempo necesario hasta conseguir sus objetivos. Esta es la nota de distinción de los romanos, ellos sabían que unidos movían el mundo a su antojo, cuando la plebe reclamaba algo a las clases pudientes o patricios, estos últimos sabían que o cedían o Roma se hundía.

En este blog se suele hablar de grandes generales y grandes gestas pero realmente los grandes cambios en la sociedad democrática romana estuvieron estrechamente ligados a las importantes movilizaciones del pueblo llano o plebeyo, esto fue realmente lo que hizo que aquella primitiva aldea de pastores en poco tiempo fuese dueña, señora y capital del mundo.

En el 494 a.C. Tan sólo 15 años después de la proclamación de la República, Roma se sentía amenazada por los ecuos y los volscos y deseaba levantar un ejército. Al mismo tiempo, había una crisis económica y muchos plebeyos se encontraban endeudados, casualmente como ahora. Lo curioso es que según la ley romana de aquellos tiempos, el impago de la deuda transformaba al deudor en esclavo del acreedor. Entonces los plebeyos sabiendo que era su oportunidad si querían conseguir algo se negaron a integrarse en el ejército a menos que esa ley cambiara.


Los patricios un poco acongojados pues sabían que sin los plebeyos Roma caería en manos de los ecuos y los volscos, aceptaron la petición. Sin embargo, una vez pasado el peligro de la invasión, renegaron del compromiso, esto último lamentablemente es habitual hoy en día.
 

Huelga del Monte Aventino
 
Los plebeyos engañados y en un golpe de efecto sin precedentes se marcharon de Roma al Monte Aventino y se declararon en huelga. Roma se paralizó por completo, de hecho no había absolutamente nada para comer en la ciudad y los patricios tuvieron que replantear la situación.

La huelga cesó con la firma de dos acuerdos, el primero fue la creación de dos nuevos magistrados ordinarios, los tribunos de la plebe, los cuales tendrían derecho de veto a cualquier decisión del Senado o de cualquier otro magistrado que perjudicase a la plebe y con la potestad de poder asistir legalmente a cualquier plebeyo que tuviese un problema con la justicia.

El segundo acuerdo fue aceptar la legalidad del concilium plebis, esto fue un gran avance pues la decisión que adoptara esa asamblea exclusivamente compuesta por plebeyos tenía que ser aceptada por la República en todos sus términos.
 
Aunque pueda parecer que los patricios lamentaran la nueva situación, nada más alejado de la realidad, los patricios se sentían culpables por haber provocado esta huelga y promovieron conjuntamente con los plebeyos la construcción de un Templo de la Concordia para celebrar los acuerdos, esta es la gran diferencia con la sociedad actual, el honor.
 
En el 449 a.C. se produjo otra Huelga General en Roma. La causa principal fue que la ley estaba sujeta a la interpretación de los juristas y a su memoria ya que no estaba escrita, lo que motivaba que los abogados y juristas que eran todos patricios la interpretaran y la recordaran a su antojo ya que entre la clase plebeya predominaba el analfabetismo. Los plebeyos pidieron entonces que la ley fuese redactada para evitar interpretaciones interesadas, los patricios se negaron y estos se marcharon al Monte Sacro.



Huelga del Monte Sacro

Parece ser que hubo otro motivo en esta huelga ya que coincide con el asesinato de Lucio Sicio Dentato, este personaje del que hablaremos en otra entrada fue quizás el militar romano más laureado de la historia, de origen plebeyo destacó sobre todo por la defensa de la igualdad entre plebeyos y patricios, fue asesinado por orden del decenviro Apio Claudio.

Pues bien, tras la marcha de los plebeyos al Monte Sacro se tuvieron que cerrar varios acuerdos, el primero fue que la ley fuese escrita a partir de ese momento lo que motivo la composición de la Ley de las XII Tablas, el primer código legal de la historia romana. El segundo fue disolver el colegio de los Decenviros. Y el tercero fue conseguir que Lucio Valerio Potito y Marco Horacio Barbato, los negociadores del Senado en la huelga fueran nombrados cónsules, pues los plebeyos sólo se fiaban de ellos.

Lucio Sicio Dentato

Más tarde habría varias huelgas menores o de menor importancia que estas dos primeras pero en las que se conseguirían grandes logros, por ejemplo;

En el 448 a.C. La huelga consigue que los dos cónsules alternen año a año con dos tribuni militum consulari potestate, de los que uno puede ser plebeyo.

En el 445 a.C. Gracias a la huelga se permite el matrimonio legal entre plebeyos y patricios que hasta el momento estaba prohibido promulgándose la ley Canuleya.

En el 409 a.C. Los plebeyos consiguen acceder por primera vez a la magistratura pudiendo ser nombrados cuestores.

En el 367 a. C. El Senado admite por medio de una huelga que, de los dos cónsules nombrados cada año, uno proceda de la clase de los plebeyos.

En el 300 a.C. El último cargo patricio, el cargo de Pontífice, es por fin abierto a los plebeyos.
 
Monte Aventino
 
Por último en el 287 a.C. Se produjo otra gran huelga, los plebeyos abandonaron Roma y se congregaron en el Monte Aventino. Como consecuencia el Senado reconoció las decisiones de las asambleas de la plebe “Plebis scitum” como asambleas que podían legislar siendo más importantes que la voluntad de los legisladores, lo que hoy podemos denominar referéndum.

Es mucho como hemos visto lo que los romanos consiguieron mediante la huelga pero también es cierto que consiguieron mucho más con acuerdos puntuales, la huelga debe ser el último extremo al que la sociedad civil debe llegar, pero llegado el extremo si una huelga no consigue algo es un rotundo fracaso. Quizás el poder de los medios de comunicación, quizás las maniobras políticas, quizás la desunión del pueblo o quizás todo a la vez hacen que hoy en día una huelga no tenga el efecto que tenía antaño.

Nicolás Maquiavelo afirmó;
[Yo digo que quienes condenan los tumultos entre los nobles y la plebe atacan lo que fue la causa principal de la libertad de Roma, y que se fijan más en los ruidos y gritos que nacían de esos tumultos que en los buenos efectos que produjeron. En toda República hay dos espíritus contrapuestos, el de los grandes y el del pueblo, y todas las leyes que se hacen en pro de la libertad nacen de la desunión de ambos]

Antes de opinar hay que saber donde nos encontramos cada uno, si estamos dentro de la rueda del poder o si somos una de las criaturas aplastadas por ella.

Los romanos lo tenían claro y eso que no tenían internet…o a lo mejor fue por eso…quizás.
 
 
 
 
 


 

Todas las setas son comestibles pero algunas sólo una vez. XXII·XI·MMXII


Ahora que estamos en época de setas y que las abundantes lluvias en esta ladera de Sierra Nevada han producido una gran cantidad de hongos, no son pocos los vecinos de Abla como del resto de la provincia que se han acercado a recoger el preciado Lactarius Deliciosus comúnmente conocido como níscalo o rovellón. Esta especie es quizás la más buscada pues es la que menos se presta a confusión aunque es una seta menos sabrosa que otras que nacen en esta sierra.
 
Níscalos
 


Damos por cierto que en la Grecia y Roma antiguas no se tenía el conocimiento científico de las setas del que sí disponemos en nuestros días. Si bien es cierto que han llegado hasta nosotros tratados como los de Teofrasto, Dioscórides, Aristóteles o Plinio, en los que se observan intentos de clasificación de las plantas entre las que suelen incluirse las setas, pero hay que dejar claro que las nociones que los griegos y los romanos tenían de micología eran básicamente experimentales y a menudo motivadas por supersticiones religiosas, por lo que, muchas veces, carecen de cualquier atisbo de veracidad.
 
Así, por ejemplo, entre los antiguos existía la creencia de que la sombra de algunos árboles resultaba perniciosa. Es el caso del pino o del ciprés, árbol este consagrado a Plutón, dios de los infiernos, como queda de manifiesto en los cipreses que todavía hoy pueblan nuestros cementerios. Según esta creencia, sería tóxica cualquier planta o seta que naciera junto a dichos árboles. Ello ha llevado a algún estudioso moderno a lamentar el hecho de que, precisamente por esta superstición, griegos y romanos no tuvieran oportunidad de degustar setas tan apreciadas hoy como el níscalo.

Si había una seta que era particularmente apreciada era la Amanita Caesarea llamada amanita de los césares o yema de huevo. Y era apreciada no sólo por ser deliciosa (se puede incluso comer cruda) sino porque nacía bajo otros árboles que si eran sagrados, las encinas, los robles o los castaños.
 
Amanita Caesarea
 
No obstante y dejando al margen las supersticiones, es un hecho claro que los romanos dieron a las setas un alto valor culinario, hasta el punto de identificarlas con la vida ostentosa y placentera.

Juvenal, por ejemplo, critica el comportamiento de los ricos que malgastan sus bienes en comilonas y todo tipo de lujos y dice textualmente;
[Nada mejor puede esperar el pariente de un joven que ha aprendido del sinvergüenza de su padre y su encanecida gula a rascar las trufas, a condimentar setas y a remojar en su salsa a los papafigos]

Petronio cuenta en su Satiricón como Trimalción manda traer simientes de setas de la India para cultivarlas y así asombrar a sus comensales.

También podemos citar a San Agustín que critica estos placeres de esta forma;
[De un hombre que se complace eructando de su panza llena setas, arroz, trufas, tartas, arrope, pimienta, silfio, y que todos los días reclama tales cosas, ¿puede decirse o pensarse algo más demencial, que no se sabe cómo pueda parecer que se ha alejado de las tres señales, es decir, de la regla de santidad?]

Pero sin duda los mayores ejemplos de relación entre las setas y la alta calidad de vida son las numerosas recetas que podemos encontrar en el "De re coquinaria” de Marco Gavio Apicio, donde incluye platos con boleti, con fungi farnei (setas de fresno) y con las tubera (trufas).

Marco Gavio Apicio

Eran el ingrediente básico de los entremeses, pues consideraban que estimulaban el apetito. Su consumo variaba: si eran de temporada, se tomaban en crudo, asadas con un pincho sobre las cenizas; pero si estaban deshidratadas, era necesario hervirlas con sal, vinagre y miel. También se recomendaba servirlas con estos mismos ingredientes, para reducir sus efectos nocivos. Para poderlas consumir durante todo el año se conservaban secas en recipientes sellados, en los que se alternaba una capa de hongos y otra de serrín, y tras enyesar la tapa, se dejaban en un lugar seco. Las propiedades que se les otorgaban eran múltiples: nutritivas, sabrosas, con alto contenido proteínico y laxantes.

Pues si las setas eran tan apreciadas en la alta cocina romana es de suponer que tampoco faltara en la mesa del Emperador. Por ejemplo la Amanita Caesarea que hoy es considerada la reina de las setas debe su apellido por ser la preferida de los césares entre los cuales hay que destacar a Claudio un gran enamorado de la degustación de setas y que murió tras ingerir un plato de ellas. Aunque comúnmente se achaca su muerte a una intoxicación con Amanita Phalloides lo cierto es que es más probable que le introdujeran veneno en su plato de setas pues su muerte se produjo unas horas después de comer como apuntan Tácito, Suetonio y Dión Casio, y la ejecutora parece ser su mujer Agripina la cuál quería que su hijo Nerón subiera al trono de Roma e impedir que más adelante el heredero fuera el hijo legítimo de Claudio, Británico.
 
Claudio

Hablo de unas horas después pues el envenenamiento por Amanita Phalloides produce la muerte entre el tercer y décimo día de haberla consumido en un proceso que podemos resumir así;
[La primera etapa, de incubación, tiene lugar entre las 6 y las 24 horas: predominan síntomas como dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, fiebre, deshidratación, hipotensión y alteraciones hidroelectrolíticas. La segunda etapa (entre las 24 y las 48 horas), se caracteriza porque los síntomas iniciales mejoran, aunque las alteraciones hepáticas y renales pueden seguir progresando. Por último, en la tercera etapa, entre el tercer y el quinto día, el paciente sufre ictericia, encefalopatía e insuficiencia hepática]

Plinio el Viejo nos cuenta de una forma ingeniosa en su Historia Natural;
[Entre las cosas que resulta imprudente comer, yo incluiría a las setas, un alimento ciertamente exquisito, pero que merece con razón el descrédito desde el terrible ejemplo de la muerte del emperador Tiberio Claudio, al que su esposa Agripina asesinó suministrándole un veneno, un hecho que supuso para el mundo, un veneno aún mayor: su hijo Nerón]

Pero la macabra operación de Agripina y Nerón no terminó ahí pues según Tácito, Nerón es responsable del envenenamiento de Británico, utilizando el mismo método que el aplicado con Claudio. Británico, a la edad de 14 años, fue envenenado con setas durante una cena a la que asistieron su hermana Claudia Octavia y su madrastra Agripina.
 
Amanita Phalloides
 
La existencia de especies tóxicas mortales entre las amanitas condujo a que entre los romanos se produjesen muchas intoxicaciones, que afectaban en ocasiones a colectivos numerosos. Tal fue el caso de un banquete celebrado en tiempos de Nerón, en el que fallecieron todos los asistentes, incluido Anneus Serenus, amigo muy querido del filósofo español Séneca.

Podemos citar brevemente a otros personajes históricos que han muerto por consumir setas;

En el 450 antes de Cristo aproximadamente mueren la mujer, el hijo y las dos hijas del poeta griego Eurípides por comer un plato de setas.

El 25 de Septiembre de 1534 muere el Papa Clemente VII, era un gran aficionado a las setas, tenía por costumbre de tomar un plato diario. Incluso prohibió recoger setas en los Estados Vaticanos para que no le faltasen a él, su ansia y una Amanita Phalloides le produjeron la muerte.
 
Clemente VII

El 20 de Octubre de 1740 muere el Archiduque Carlos de Austria o Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico, sufrió una indigestión después de comer un plato de setas salteadas de la que moriría diez días después, lo cual indica claramente un envenenamiento por Amanita Phalloides. La muerte del archiduque sin descendencia masculina fue el pretexto que daría origen a la Guerra de Sucesión austríaca, Voltaire dijo unos años después;
[Este plato de setas cambió el destino de Europa]

Pues sí, había platos de setas que podían cambiar el rumbo de la historia pero lo más destacable es que efectivamente todas las setas son comestibles aunque algunas sólo una vez.

Un servidor seguirá comiendo Lactarius Deliciosus (Níscalo) y Lepista Nuda (Pie azul) porque para mi son tan sagrados los pinos de Sierra Nevada como para los romanos lo era la encina bajo la que sentaba Júpiter.
 
Pie Azul


 
 
 
 


 

Año 472. Abla, la tierra del Emperador. V·XI·MMXII


 
Pedestal de Avitiano, Abla.

 
“No hay más que una historia: La historia del hombre. Todas las historias nacionales no son más que capítulos de la mayor” Tagore


El estudio de una vida desconocida sobre una persona de la que solamente conocemos el nombre puede llevarnos a navegar por el laberinto de la historia con los remos partidos, sin timón, y con el único empuje de la corriente.

Comienzas a recoger datos sueltos, fechas, nombres y episodios que no suelen añadir nada más que múltiples líneas a ese laberinto.

Pero llega un momento en que empiezas a avanzar y logras dibujar el esquema no de una vida sino de un futuro, de una estirpe. Sigues sin saber nada de ese personaje pero sabes todo lo que hicieron sus descendientes y en el estudio de ellos pretendes vagamente que alguno recuerde a ese antepasado para iluminar tu investigación…resulta inútil, todos viven el momento y ninguno quiere o pretende recordar y dejar constancia de aquella vida, de aquel hombre.

Uno de los personajes más afamados de la historia de Abla es Lucius Alfenius Avitianus, de este personaje tenemos o tuvimos varias inscripciones que así nos lo recuerdan y que recuerdan el impresionante pasado romano de nuestro pueblo.

De él poco o nada sabemos, sabemos que vivió sus años de retiro en Abla a mediados del siglo II, probablemente su casa o villa estaba situada en “La Media Legua” la cual hasta hace poco algunos lugareños aún la denominaban “Villa Alfoniana”, y posiblemente el mausoleo romano de Abla tenga una estrecha relación con este personaje.

Con estos pocos datos se empiezan a recoger datos no de él sino de sus descendientes y aquí es donde la historia nos vuelve a sorprender.

Lucius Alfenius Avitianus tuvo un hijo llamado como él Lucius Alfenius Avitianus, nacido en el año 170 y fallecido después del 231, fue Cónsul suplente en el 213 y uno de los Hermanos Arvales en el 218, lo que índica una estrecha relación con el Emperador ya que éste presidia ese colegio sacerdotal. La primera curiosidad es que por la fecha de nacimiento lo más probable es que éste personaje naciera en Abla y después desarrollase su carrera en Roma.

Éste primer descendiente tuvo otro hijo al que llamó del mismo nombre, Lucius Alfenius Avitianus, nacido en el 200 y fallecido después del 241 se casó con Viria Juliana y de este enlace nació Lucius Alfenius Virius Julianus, del que se sabe que nació en el 230 y del que se desconoce el nombre de su esposa, pero si se conoce que tuvieron una hija nacida en el 265 a la que llamaron Alfenia Juliana.

Alfenia se casó con Caeonius Proculus, el cuál fue Cónsul en el 289, y de este enlace nació en el 285 Marcus Caeionius Julius Camenius, Pretor en el 333.

Marcus Caeionius tuvo en el 305 una hija a la que llamó Caeionia Auchenia, esta se casó con Amnius Manius Caesonius Nicomachus Anicius Paulinus, Cónsul y Prefecto de Roma en el 334. Tuvieron un hijo nacido en el 320, Anicius Auchenius Bassus, fue Procónsul en Campania en el 379 y Prefecto en el 382.

Anicius Auchenius se casó con Turrania Honorata y tuvieron dos hijos, una hija llamada Tyrrenia Anicia Julia y un hijo 18 años después del nacimiento de Tyrrenia llamado como su padre Anicius Auchenius Bassus.

Por un lado Tyrrenia se casó con Quintus Clodius Hermogenianus Olybrius, Cónsul en el 379, y tuvieron una hija en el 355 llamada Anicia Faltonia Proba, la cual se casó con Sextus Claudius Petronius Probus y de este enlace nacería un hijo, Anicius Hermogenianus Olybrius.

Por el otro lado el hermano de Tyrrenia, Anicius Auchenius Bassus fue Cónsul en el 408 y tuvo una hija llamada Anicia Juliana, la cuál como nota curiosa se casó con el nieto de su tía Tyrrenia, Anicius Hermogenianus Olybrius.

Del enlace de Anicia Juliana con Anicius Hermogenianus Olybrius, los dos descendientes de Lucius Alfenius Avitianus, nacería Flavius Anicius Olybrius, el cuál fue Emperador Romano de Occidente con la denominación de Dominus Noster Flavio Anicio Olibrio Augusto desde el 23 de marzo del 472 hasta el 23 de octubre del 472. 

 


Moneda del Emperador Olibrio


Fue Emperador unos meses pero fue Emperador, como nota curiosa hay que añadir que el Augusto Valentiniano III, descendiente del español Teodosio, sabedor que Olibrio pertenecía a una de las familias senatoriales más importantes de Roma arregló en el 454 su compromiso con la menor de sus hijas, Placidia.

En una etapa histórica convulsa como fue la inminente caída del Imperio Romano de Occidente hay otra nota curiosa que cabe destacar de este personaje…fue nombrado Emperador sin querer serlo.

Esta es una historia curiosa que no aclara nada sobre el hombre pero que escribe un capítulo, el de sus descendientes. 



“No hay rey que no haya tenido un esclavo entre sus antepasados, ni esclavo que no haya tenido un rey entre los suyos.” Helen Adams Keller