Mausoleo romano de Abla, el año del expolio. V·XI·MMX





Mausoleo romano de Abla
 

[… ¿Os dais cuenta hasta qué punto escribir historia es competencia del orador?... Pues ¿Quién ignora que la primera ley de la historia es no atreverse a mentir en nada? ¿Y a continuación el atreverse a decir toda la verdad? ¿Y que al escribirla no haya sospecha de simpatía o animadversión? Estos, naturalmente son sus cimientos que todos conocen: el armazón y construcción de la misma consta de lo narrado y de su expresión. La lógica de la narración exige un orden cronológico, así como una descripción del escenario; además exige –puesto que en los grandes acontecimientos y que merecen ser recordados el lector espera encontrar primero lo que se quería hacer, a continuación lo que ocurrió y por fin sus consecuencias- acerca de lo primero señalar cuál es la opinión del historiador, y que en la narración de los hechos quede claro no sólo lo que ocurrió o lo que se dijo, sino también de qué modo; que cuando se hable de los resultados, que se expliquen todos los factores debidos al azar, a la prudencia, o a la temeridad: y no sólo la actuación de los protagonistas en sí, sino la biografía y carácter de quienes puedan destacar por su fama o renombre. En cuanto a la expresión, hay que tratar de alcanzar un estilo anchuroso y apacible y que fluye con una especie de suavidad, sin sobresaltos y sin esa dureza propia de la oratoria judicial ni los puyazos dialécticos del foro…]
Sobre el orador II 62-63
Así describiría el filósofo y político Marco Tulio Cicerón las obligaciones de todo aquel que osare escribir historia.

Marco Tulio Cicerón
  
Y ciertamente, estas obligaciones serían posteriormente pasadas por alto por casi todos los que emplearon su vida a eso mismo, a escribir historia.

Se podría poner el ejemplo de cómo Sergei Kovaliov en su Historia de Roma, juzgaría de poco fiel a Tácito por sus intereses neo-republicanos al retratar a los emperadores como enfermos mentales, y al mismo tiempo de criticar ese aspecto de Tácito, el propio Kovaliov negaría  las persecuciones de los cristianos bajo el Imperio Romano, tildando este hecho histórico como “pequeños episodios aislados”.

También se podría poner el ejemplo de cómo Theodor Mommsen denigraría la figura histórica del propio Cicerón simplemente por ser contrario al Golpe de Estado contra la República de Julio Cesar, este último sumamente endiosado en la obra del autor alemán. O como La Vida de los doce Césares” de Suetonio sería utilizada como elemento histórico biográfico, cuando es conocido que este autor centraría sus descripciones en aspectos curiosos y chismorreos de palacio, pues esos cotilleos y anécdotas graciosas eran del gusto de los lectores romanos de la época.
Theodor Mommsen

 
Toda esta introducción del principio intenta explicar como esos vicios de los historiadores llevan a cometer errores, en algunos casos la persistencia en el error puede ser de cientos de años, y nos puede incluso llevar a conclusiones erróneas hoy en día.


La historia del expolio del Mausoleo romano de Abla es una historia de más de 500 años de antigüedad y que desgraciadamente hoy en día sigue motivando errores graves como veremos más adelante.

Corría diciembre de 1489 cuando fueron reconquistadas por las tropas de los Reyes Católicos las fortalezas de Abla, Abrucena, y Fiñana, hecho que junto con la posterior sublevación mudéjar de 1490 que obligó a la expulsión de los mismos, dibujaría un panorama totalmente diferente al existente en estos pueblos.

En esta época es donde aparecería el personaje D. Álvaro de Bazán como el alcaide de Fiñana, sería abuelo del primer marqués de Santa Cruz, Álvaro de Bazán y Guzmán.


Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz


Que durante esa época D. Álvaro de Bazán fue alcaide de Fiñana es sabido y quedaría demostrado entre otras cosas, por la orden que recibe de los reyes de ceder al obispado de Guadix, la mezquita principal para Iglesia con todas las posesiones y rentas que tuviese en tiempos de los moros, aparte de 4 casas y 3 huertos o alcarmenes para los beneficiados y el sacristán de dicha Iglesia.

Este hecho histórico quedaría reflejado en el siguiente Documento Real;    

[El Rey e la Reyna. Don Aluaro de Baçán o otro qualquier nuestro alcayde o repartidor de Fiñana. Nos vos mandamos que libremente dedes e asygnedes al obispo de Guadix o a su vicario o procurador en su nonbre la mezquita prinçipal de esa dicha villa de Fiñana para Yglesia con todas las posesyones e rentas que en tienpo de moros tenía e tiene e demás e allende le dedes e apliquedes quatro casas de las más conpetentes e çercanas que no sean juntas con las paredes della, e tres alcarmenes de los mayores e mejores que nos pertenezcan ca nos por la presente hazemos merçed dello para los benefiçiados e sacristán que por tienpo siruieren en la dicha Yglesia. Fecha en la villa de Santa Fe a XXI días del mes de março de mill e quatroçientos e nouenta e dos años. Yo el rey. Yo la reyna]
Otro hecho histórico recogido, es la importancia de este personaje en la reconquista de estos pueblos, que es relatado en un informe de la Real Academia de la Historia;


[…resolvio el dicho Don Aluaro de venir sobre la uilla de Fiñana que era el principal lugar de aquella frontera, fuera de Baza, pareciendole que quedando los moros tan maltratados no la socorrerian; combatiola cinco dias con sus noches, y al cabo fue entrada y tomada la villa y fortaleza, hauiendo muerto los moros alos capitanes Moreruela y Francisco de Aguero, y a Pedro de Bazan, primo hermano del dicho Don Aluaro y algunos otros hombres particulares, y hecha esta jornada y dejado proveyda la villa y fortaleza de gente y lo necesario, fue sobre las villas de Fabla y Caurucena, que son a tres leguas de la dicha Fiñana; combatio la villa de Fabla y tomola luego, y los moros de Caurucena huyeron desmanparandola y se fueron a Baza. Habiendo habido esta vitoria y estando los moros de Baza apretados por la guerra que se les hacia por aquella frontera pareció a los reyes Catolicos de embiar su ejercito sobre la dicha ciudad de Baça, cuando se ganó.]
Pero este personaje quedaría también en el recuerdo por ser el ejecutor del expolio llevado a cabo en el mausoleo romano de Abla, como veremos.

El 6 y 7 de marzo de 1629 los comisionados del obispado de Guadix llegaron a Fiñana y pusieron sus miradas y centraron sus investigaciones en dos piedras que servían de base al arco de entrada del castillo del pueblo.
Las piedras a simple vista y por las inscripciones eran de factoría romana alto-imperial y tras ser traducida una de ellas y la otra quedando ilegible, pasarían a tomar declaración a vecinos del pueblo para determinar de donde habían sido sacadas.

La sorpresa vendría cuando los vecinos de Fiñana, Juan de Salazar, Sebastián Ortiz de Olmos y Alonso Plaza declararán que han oído de los mayores del pueblo ya muertos que las piedras habían sido traídas de Abla, hacía muchos años y de una torrecilla antigua que hoy llamaban Hermita del señor San Sebastián.

Todas estas declaraciones serían confirmadas por los propios abulenses llamando la atención un nuevo dato que aportaría la declaración de Cristóbal Rodríguez que relataría lo que le habían contado ancianos como Diego de Bazán el Viejo, que había muerto hacía siete años y con más de noventa años de edad;

[...que dos piedras que están en la puerta del castillo de la villa de Fiñana su abuelo de don Álvaro de Bazán, marqués que fue de Santa Cruz y alcaide que era de dicho castillo, vino y con mano poderosa en compañía de mucha gente que trajo y quitó de una torrecilla que hoy es hermita de señor San Sebastián las dichas dos piedras cuyas señales de donde se sacaron están hoy patentes y se las llevaron a la dicha villa de Fiñana...]
Ya en el auto del 8 de marzo los comisionados anotarían;

[…hallaron que la dicha ermita es una torrezuela de obra muy antigua y en dos esquinas dos vacíos que son de donde dicen se sacaron las dichas dos piedras…]
El llamar torrezuela o ermita al mausoleo no fue algo extraño, ni en esa época ni hasta hace poco más de veinticinco años, pues hasta que D. Antonio Gil Albarracín lo estudiase en 1983 había servido para todo tipo de cosas, hasta como corral, pero fue en ese año cuando D. Antonio Gil se dio cuenta de que lo que tenía delante suya era un mausoleo romano, concretamente construido a finales del siglo II y bien catalogado por su magnífica bóveda de arista, en 1987 se descubrió la fosa sepulcral y en 2004 sería por fin declarado Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía.



Gil Albarracín fotografiando la bóveda del mausoleo
 



Estracto de la bóveda de arista del mausoleo
  
Las piedras que fueron arrancadas de él nos dirían lo siguiente;


Pedestal honorífico a Septimio Severo

Imp(eratori) · Caes(ari) / Divi · M(arci) · Anto[nini] / Pii (hedera) Ge[rmanici] / [Sar]matici · fil(io) [Divi / Co]mmod[i fratri / Divi] Anto[nini Pii / nepoti] Divi (hedera) Had[riani / pro]nep(oti) · Di[vi Traiani] / Parth[ici abnepoti Divi Nervae adnepoti L(ucio)] / Se[ptimio Severo Pio Pertinaci i]nvict[o Augusto Arabico Adiabenico / Po]nt[ifici Maximo tr(ibunicia) p(otestate) - - - / Imp(eratori) - - -] co[nsuli - - -]



Pedestal a Lucio Vero



[Imp](eratori) · Caes(ari) / L(ucio) · Aurelio / Vero · Aug(usto) · Ar/men(iaco) · [P]art(hico) Max(imo) / Med(ico) · p(ontifici) · m(aximo) · tr(ibunitia) · p(otestate) V / co(n)s(uli) · III / L(ucius) · Alfenus · Avi/tianus · p(rimo) p(ilaris) · tr(ibunus) / coh(ortis) III vi[g(ilum)] / [XII urbanae]

Al Emperador César Lucio Aurelio Vero, Augusto, Armeniaco, Parthico Máximo, Médico, Pontífice Máximo, con la V potestad tribunicia y cónsul por tercera vez, Lucio Alfeno Avitiano, primipilo, tribuno de la tercera cohorte de vigilantes nocturnos de la región doceava de la ciudad
Y sería en esta última piedra cuando el error histórico se haría patente, pues al ser una honra que le dedica Lucio Alfeno Avitiano al emperador Lucio Vero, llevó a algunos a pensar que el nombre de Fiñana procedía por una variación de Alfenus, Fundus Alfenianus, o Villa Alfoniana, nombre este último con el que se denominaba comúnmente al Pago de Escuchagranos que es como nosotros llamamos hoy al paraje de la Medialegua, esta última apreciación no parece tan desacertada como veremos en otra entrada, pero desde esa afirmación a querer ligar el nombre Fiñana a esa piedra hay un abismo, este abismo se puede ver en la página oficial del Ayuntamiento de Fiñana, finana.com, que dice;
[…el estudio de los epígrafes encontrados en esta zona del Pasillo de Fiñana, revela la existencia de un personaje de indudable prestigio social y político, derivado de su brillante carrera militar, desarrollada en la ciudad de Roma. Su nombre es Lucius Alfenus Avitianus. Su carrera militar nos es conocida por una inscripción encontrada en Fiñana]
Y a partir de ahí se irá explicando la variación de Villa Alfoniana hasta Fiñana, dando por hecho que esa piedra había sido encontrada en ese pueblo, y claro que se la habían encontrado ahí, se la encontraron porque un buen día de un buen año un alcaide de Fiñana la arrancó del mausoleo romano de Abla, junto con otra, para llevársela a su castillo.


Pedestales en el castillo de Fiñana


Hay que aclarar que esta afirmación del Ayuntamiento de Fiñana está basada en el estudio de César Augusto Pociña Lopez, el cual terminaría diciendo;
[…tenemos, por tanto, el caso excepcional de un topónimo relacionable directamente con un personaje conocido epigráficamente, e indirectamente con una posible villa. Sólo la aparición de nuevos datos, tanto epigráfícos como arqueológicos, podrán demostrar si nuestra hipótesis realmente funciona o bien la desmentirán…]

Lo curioso es que esa Villa Alfoniana se encontraba a una distancia curiosa de un núcleo urbano llamado Alba a la distancia curiosa de una media Legua.

Y bien, sin hacer ni puñetero caso a las obligaciones del historiador que relataba brillantemente Cicerón, sigamos haciendo historia, total, para lo que nos cuesta.


7 comentarios:

FATIMA dijo...

todavia no he cerrado la boca...ME GUSTA

Francisco Javier González Sánchez dijo...

Fátima, me alegra que te haya gustado...

Tus-mundos dijo...

Fantástica historia documentada!
Comparto la opinión de que la historia depende de quien la cuenta y tu conclusión final: Sigue haciendo historia, para que nosotros aprendamos :-)

Gracias, Parri!!!

Francisco Javier González Sánchez dijo...

Jejeje, Tus yo no se si tendrás a todos tus alumnos enganchados a mi blog pero la estadística de visitas desde EEUU da miedo, y la conclusión final es una crítica para todos en general pues es muy difícil no dejarse llevar por los prejuicios a la hora de escribir sobre algún tema histórico y ser totalmente imparcial, pero bueno intentaremos seguir los "mandamientos de Cicerón" a él le fue bien...terminaron por cortarle la cabeza... literalmente. Gracias Tus.

juanma dijo...

Muy interesante,pero la historia da muchos dolores de cabeza porque cada uno la escribe segun sus intereses y el sacar la verdad de esas historias pues eso da dolor de cabeza.

mu bien parri

Francisco Javier González Sánchez dijo...

Tienes razón Juanma, veremos casos en los que 4 o 5 autores dirían cosas diferentes del mismo hecho histórico y al final es eso... demasiados dolores de cabeza y como dirían algunos sabios..."esto no vale pa na". Jejejeje.

francisco dijo...

Ahhhhhhhhh.Entonces va a ser que expoliar el mausoleo es una tradición.